sábado, 3 de marzo de 2012

GESTIÓN DE PROYECTOS Parte I

En términos generales, la gestión de proyectos es una disciplina con la que podemos planear, organizar, coordinar los recursos y personas de los que disponemos para poder cumplir una serie de objetivos que permitan llevar a cabo un trabajo o un encargo (en definitiva, un proyecto) con éxito. Si aplicamos esto a nuestro campo, esta planificación servirá para poder completar un encargo de traducción de manera eficiente y eficaz. En cada proyecto hay que tener en cuenta varios factores: el objetivo del proyecto, el tiempo que llevará realizarlo, los costes del proyecto, tanto fijos (pago a los traductores, revisores, etc.) como variables (posibles programas o licencias que haya que adquirir, imprevistos...) y, por último, requisitos colaterales como por ejemplo exigencias del cliente fuera de las habituales.
Las fases del proyecto se van a dividir en tres grandes grupos:
·      Preparación: tras recibir el encargo que hay que traducir, lo primero es hacer una valoración del mismo; en esta valoración pondremos atención a la cantidad de trabajo (páginas o palabras por traducir, imágenes, material adjunto...), las personas de las que disponemos y las que vamos a necesitar, programas que se van a utilizar, etc. Con todo esto, propondremos un presupuesto a nuestro cliente; si es aceptado, nos pondremos manos a la obra y la tarea principal que hay que desarrollar es la documentación: si se trata de un cliente nuevo, debemos ver si va a proporcionarnos fuentes terminológicas, documentos anteriores ya traducidos o algo que pueda ayudarnos en la tarea. Si no es así, deberemos ocuparnos de tener una buena base documental. En caso de ser un cliente conocido, probablemente tengamos ya una memoria de traducción que nos facilitará la tarea; además, el cliente siempre puede proporcionarnos nueva información.
·      Fase lingüística: cuando ya tenemos un buen corpus documental empieza el verdadero trabajo, la traducción. El proyecto puede variar mucho, por lo que el gestor deberá tener en cuenta las diferentes partes del encargo para asignar más o menos traductores, según su especialidad. Puede darse el caso de que el proyecto tenga una parte de texto normal y otra de traducción de imágenes. Como es evidente, no se tarda lo mismo ni tiene la misma dificultad una traducción corriente que la localización de imágenes; esto deberá verse reflejado tanto en el presupuesto como en la planificación y asignación de tareas. A medida que se vayan completando apartados de la traducción, el proceso de corrección puede empezar y poco después, el de revisión. En esta fase debemos tener en cuenta una revisión o corrección hecha por el cliente, para comprobar que el encargo le satisface.
·      Fase técnica: el último paso antes de la entrega se divide en dos partes. En primer lugar, la maquetación final del encargo, donde se unirán los fragmentos con las posibles imágenes o capturas y se unifica el aspecto general del documento traducido; finalmente, se hará un control de calidad con el que nos aseguraremos de que estamos entregando al cliente un trabajo hecho satisfactoriamente.

A continuación, tenemos una propuesta de planificación de los días necesarios para hacer un proyecto que incluye un manual, texto en HTLM y capturas de imágenes.


Propuesta de planificación de tareas
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viernes, 2 de marzo de 2012

EMPEZAMOS


En este blog veremos multitud de cuestiones relacionadas con el papel que la informática juega actualmente en la vida del traductor. Vamos a aprender a usar herramientas tan sencillas con Word o Excel pero también podremos seguir los pasos básicos en algunas memorias de traducción, así como otros programas relacionados con el tema que nos ocupa. 

Pero antes debemos preguntarnos:
¿Necesita un traductor la ayuda de la informática para poder realizar su tarea?

Supongo que la respuesta correcta a esta pregunta en la actualidad sería sí. No obstante, como todo hoy en día, esta necesidad se ha creado con los años, facilitando nuestra tarea en gran medida; desde los diccionarios electrónicos, que agilizan la tarea de buscar los términos, pasando por asistentes de traducción y procesadores de texto que delatan posibles faltas, errores o erratas que podamos cometer a lo largo de un texto, sin olvidar los foros y páginas web que permiten una documentación rápida y, en general, fiable.

Si echamos la vista atrás, nos damos cuenta del enorme trabajo que suponía una traducción hace cuarenta o cincuenta años donde toda la ayuda que podía recibir el traductor era la de un diccionario en papel, una máquina de escribir y, con suerte, algún conocido con conocimientos en el tema de la traducción. Esto, por no mencionar la labor que debieron realizar los pensadores de épocas antiguas.

Esto plantea algo importante: ¿somos ahora peores traductores que antes?
Dejo la pregunta abierta para quien quiera contestarla. De momento, vamos a centrarnos en lo que nos ocupa, la informática aplicada a la traducción